Una de las recomendaciones que comúnmente se dan para mantener el equipo funcionando correctamente, es la limpieza del registro. Lo que para algunos es uno de los lugares más oscuros e insondables de Windows, no es más que una base de datos en donde el SO y los programas almacenan sus configuraciones.
Y la verdad es que lo que llamamos limpieza de registro no agrega ni quita nada al equipo. Es verdad que se ha dicho hasta el cansancio que limpiar el registro de manera continuada para que su tamaño no crezca cada vez más era beneficioso para el ordenador. ¿Pero hasta qué punto lo es?
Los limpiadores de registro buscan errores, entradas antiguas o entradas incompletas y ofrecen borrarlas. El problema es que hay muchas entradas de registro en un sistema que ya tenga instalados unos cuantos programas, por lo que puede haber problemas al meter mano en él. En el mejor de los casos, el limpiador de registro eliminará unos pocos Kbytes de entradas, por lo que su tamaño no se reducirá demasiado. Unos pocos Kbytes en el tamaño del registro no significará diferencia alguna en máquinas más o menos recientes en Windows 7/8.

Si todavía insistes en limpiar el registro, la recomendación obligada es CCleaner. Es recomendable echar al menos un vistazo a lo que CCleaner hará una vez que termine de escanear tu registro y que te asegures que las entradas que está eliminando son de programas que ya has desinstalado.
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